Hace poco tiempo Warner Bros tomó la decisión de llevar a cabo el rediseño de su marca, que consideraba más representativa de su pasado que del presente, o del futuro que se aproxima y que promete, cuanto menos, ser retador. También la proximidad de su 100 aniversario en 2023 ha sido una razón más para impulsar el cambio.
Además, el mundo de los contenidos en streaming con la reciente aparición de plataformas como Netflix, HBO y otros servicios similares suponen una fuerte amenaza para los estudios de cine tradicionales. No solo han puesto en evidencia su desfase al introducir modelos de negocio acordes con los hábitos actuales de consumo de contenidos, si no que también en el ámbito de la identidad visual han marcado la diferencia: son marcas más contemporáneas desde el punto de vista de gráfico. En este contexto, y como problema añadido, la marca Warner no estaba bien cohesionada y mostraba ciertas incoherencias en la aplicación en sus productos audiovisuales.
Diseño anticuado, nuevos actores en el sector y poca cohesión de marca. Estos son por tanto las palancas que han impulsado el rediseño, lo que hacía necesario una revisión y reorganización de la marca y sus productos mediante un nuevo sistema visual coherente. Aunque en palabras de Pentagram, la agencia encargada del proyecto, “no fue un rebranding, fue una recalibración”.
El rediseño
Para mí, lo más significativo de este proyecto son dos aspectos, uno más evidente que el otro. Por un lado, se ha hecho algo que ya viene ocurriendo en el mundo de las marcas desde hace unos años y es que se ha enfocado el proyecto de rediseño como una simplificación de la marca. Aunque hay dos versiones del logotipo (una versión plana y una versión dimensional solicitada por las divisiones de TV y cine), no cabe duda de que se trata de un ejercicio de simplificación de la marca como tantos que se han producido (y se producirán) en los últimos tiempos. En definitiva, se ha hecho una versión más limpia y minimalista en color azul, eliminando los dorados, los efectos tridimensionales y sus sombras.
Por otra parte, el aspecto quizás más sutil del trabajo realizado consiste en la aplicación de la sección áurea para revisar las proporciones. Aunque su definición resulte abstracta y algo difícil de entender su aplicación se suele vincular al ideal de belleza por sus proporciones. Es ese sentido se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea. A lo largo de la historia se ha atribuido su aplicación en el diseño de diversas obras de arquitectura, pintura, diseño y otras artes, aunque algunos lo cuestionen.
Y ahora, ¿cómo se gestiona el cambio?
Todo el trabajo se ha hecho teniendo en cuenta que la marca aparecería en todo tipo de dispositivos y soportes, ya sean móviles, pantallas de cine o TV, o físicos. A partir de aquí, en 2020 está previsto que se empiece a implementar, y es aquí donde la marca se la juega ya que el éxito del proyecto dependerá de una correcta implementación.
Para ello, apoyarse en herramientas como el BrandCenter puede ser decisivo ya que permiten asegurar el uso correcto de la marca y simplificar el día a día de los responsables en su implantación. Los principales beneficios que reporta son:
1. Compartir con todos nuestros colaboradores (externos e interno) los recursos de marca.
Hacerlo de manera ágil y eficiente en una sola plataforma con búsqueda instintiva y ad hoc. Los BrandCenter más avanzados incorporan un buscador que permite al usuario encontrar los contenidos de manera inmediata. Además, el BrandCenter permite tener los recursos perfectamente ordenados, clasificados y actualizados en sus últimas versiones.
2. Supervisar los procesos de implantación de manera sencilla, dinámica y en tiempo real.
Antes de que una implantación incorrecta llegue a producirse y sin necesidad de correos, llamadas o reuniones. Muchas veces se trata de facilitar las cosas a nuestros colaboradores. Por ello, módulos como el Brand Guardian permiten que nuestros colaboradores puedas resolver sus dudas, hacer peticiones de materiales o recursos, y lo más importante, compartir con nosotros cualquier aplicación de marca que hayan realizado para nuestra supervisión, siempre antes de iniciar el proceso de producción de la pieza o su difusión.
3. Gestionar los procesos de marca de manera sistemática y ordenada desde un mismo lugar.
El BrandCenter incorpora un módulo de gestión de proyectos pensado para que los responsables de marca o marketing dispongan de una herramienta integrada en el BrandCenter que les permita gestionar sus proyectos, creando los workflows, las tareas asociadas, los responsables y los tiempos asignados para cada proyecto.
4. Proporcionar plantillas editables y gestionar los flows de revisión a través de un sistema de avisos.
Algunos BrandCenter incorporan un módulo de autoedición que permiten compartir con los colaboradores una librería de plantillas listas para su uso. El usuario podrá modificar los contenidos de la misma de acuerdo con sus necesidades pero respetando el layout de la pieza. Después podrá solicitar a los responsables que corresponda su revisión antes de hacer uso de la pieza.
5. Evitar errores y optimizar tiempos.
Al final, todo ello se traduce en mayor control, más eficiencia, menos errores y más consistencia en el uso de la marca.
En definitiva, herramientas como el BrandCenter Aggylon ayudarán a los responsables de marca o marketing en procesos de rediseño y/o implementación de la marca asegurando el uso y la implantación correcta de la misma.